Acabo de ser padre. La criatura goza de buena salud, ha pesado 256 g y se reconoce claramente en ella de quién es hija. Su cara tiene ya una expresión profunda con algún tic de picardía oportuna; su llanto lejos de ser estridente y cansino suena como la música; y por el movimiento de sus pupilas se intuye una imaginación desbordante.
La madre, una editorial solvente y comprometida, ha quedado descansada. Su salud no corre peligro, pero ha tenido que invertir mucha energía para sacar adelante un parto de 412 páginas.
Mi hija se llama "Las cavernas de San Pedro"; es una novela vibrante y lírica, escrita con un lenguaje musical que conmueve, acerca de una compañía de teatro que en otro tiempo recibió el encargo arriesgado de realizar una representación ante un Rey. Se puede conseguir en formato de libro impreso o en archivo digital a través de la página web:
http://www.bubok.es/libros/205484/Las-cavernas-de-San-Pedro
Diríase que para comprender bien y disfrutar esta novela, el lector ha de tener una afición y un gusto por la literatura clásica. Sus diálogos me recuerdan las obras del teatro del Siglo de Oro. Sus personajes aman, sufren, conspiran... Hay mucha pasión. Aconsejo leerla despacio y no descartar una segunda lectura para saborearla y comprenderla mejor.
ResponderEliminarUn novelón!!! A ver si escribes otro, en lugar de hacer tantos numerillos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Estamos ante una rica narración en la que las descripciones más exquisitas se mezclan con las reflexiones más profundas, desplegando para ello un cuidado vocabulario que puede entorpercer una ágil lectura pero que va en consonancia con el conjunto de la obra, la cual no puede tampoco leerse de una manera ligera sino que requiere de una continuada atención para ir desvelando, como si de un juego atrayente se tratara, el verdadero significado de unos personajes que paralelamente tejen y entretejen su intrincada tela de araña pero que nos muestran que de la caverna más profunda puede surgir la esperanza y la luz.
ResponderEliminarRealmente es una buena novela y apasionante hasta el final. Tengo aún dudas de si realmente en la ficción existe el rey o no. La trama de Blanca es cautivadora. Su desarrollo nos tralada a otros tiempos, pero cuando lo piensas un poco te acerca a los problemas más presentes del ser hamano.
ResponderEliminarEn primer lugar, me gustaría felicitarte por la novela. Se trata de una obra compleja y puedo apreciar los años de trabajo que se esconden detrás.
ResponderEliminarValoro mucho tu talento al escribir y tu facilidad para presentarnos la personalidad (así como los fantasmas) de un protagonista que no es sencillo de comprender ni de plasmar. Sin embargo, eres capaz de acercarnos a su mundo interior de una manera tan natural y real, que leer sus reflexiones a lo largo de la obra se convierte en un verdadero placer. A parte de esto, las menciones constantes a una mitología elaborada ponen el toque final a una notable calidad de relato.
Es posible que el desenlace no se encuentre, para mi gusto, a la altura del resto de la obra. Este, quizá, sería mi único comentario negativo. El final está lleno de acción y los sucesos acontecen a una velocidad vertiginosa, rompiendo en mi opinión el ritmo y el estilo al que nos tenías acostumbrados a lo largo de tu novela, la cual se caracterizaba por un desarrollo de eventos lento y por una elevada cantidad de buena filosofía. Pareciera que fuera un añadido más digno de una película hollywoodiense que de lo que, a lo largo de las páginas, nos habías hecho esperar.
Me despido felicitándote de nuevo y esperando leer más literatura tuya en el futuro.